Ferdydur-Qué?

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Ferdydur-Qué?

Para el número seis de Exordio Dossier, la revista de psicoanálisis y cultura que César Mazza dirige desde Córdoba, Fernando Tarragó escribió el artículo Ferdydur-Qué?, en el que compara el fenómeno ferdydurkista con el psicoanálisis lacaniano desde sus paradigmas de lectura y sus reivindicaciones de la juventud. Por acá les dejamos el texto completo; para curiosear sobre la revista, se pueden meter a la página desde este link:

http://www.sinthomaycultura.com/?p=770

Bajo el lema del despertar a la primavera, en consonancia con el escrito de Lacan sobre la novela de Wedekind, se llevó a cabo la presentación de lo que se hace en el programa de investigación y lectura psicoanálisis en la cultura. Sus diferentes integrantes tomaron la palabra y expusieron sus trabajos. Estos se mostraban como obras en construcción, lema joyceano que implica que la misma nunca estaría acabada y cerrada sino en constante apertura y construcción. El problema de la forma y la inmadurez se nos hizo presente y cada uno respondió de manera singular, mostrando con los recursos que se cuenta.

Como finalización de la jornada irrumpió bruscamente la presentación de la reciente reedición de la obra de Witold Gombrowicz Ferdydurke realizada por la editorial El cuenco de plata. Contó con la presencia y la conversación de Silvio Mattoni y Cesar Mazza.

Silvio Mattoni escritor, poeta, ensayista y traductor entre otras ocupaciones, ubicó la importancia de la reedición en castellano, hecha en Argentina, que entre otras particularidades tiene la reaparición del prólogo escrito por Witold Gombrowicz para la primera edición en castellano del año 1947. A diferencia de las anteriores ediciones, estas habían suprimido el prólogo, sustituyéndolo por el de un autor consagrado de la literatura argentina: Ernesto Sábato. Avatar del destino, que es fiel al argumento de su propia obra: un autor un poco inmaduro y no inserto en los grandes lugares de la literatura argentina es sustituido/infantilizado/prologado por uno consagrado y maduro.

Ese destino no sólo lo padeció en Argentina sino también en España donde la traducción fue corregida por la editorial española, sustituyendo determinadas palabras y frases escritas por el mismo Gombrowicz y su comité de traducción –esos pacientes buscadores del verbo- que incluía a escritores cubanos, mozos, y personas que habituaban ir al Bar Rex en Buenos Aires. Destino cifrado en el propio argumento de su obra princeps: la lengua madre madura y formada se imponía sobre el castellano excéntrico del under porteño comandado por un polaco exiliado a pesar suyo.

La publicación en castellano y en América Latina tiene una razón de ser según Gombrowicz: hay una analogía espiritual entre Polinia y los países de este continente, por la situación particular donde tanto en uno como en otro, el problema de la inmadurez cultural es palpitante. Hay un esfuerzo y preocupación por parte de la literatura y los literatos en imitar esa forma madura que estaría alojada en los países centrales. Y tanto en Polonia como en Sudamérica, esa condición de ser inferior o devaluada con respecto a un centro es lamentada, en vez de considerarla como “un nuevo y fecundo punto de partida”. (Ferdydurke, 19)

De ese grupo y esa apuesta de traducción y reescritura Gombrowicz dirá lo siguiente:

Esta traducción fue efectuada por mí y sólo de lejos se parece al texto original. El lenguaje de Ferdydurke ofrece dificultades muy grandes al traductor. Yo no domino bastante el castellano. Ni siquiera existe un vocabulario castellano-polaco. En estas condiciones la tarea resulto tan ardua como digamos oscura, y fue llevada a cabo a ciegas –solo gracias a la noble y eficaz ayuda de varios hijos de este continente, conmovidos por la parálisis idiomática de un pobre extranjero. (Ferdydurke, 20)

Pese a ese arduo trabajo, se alegra de que Ferdydurke haya nacido en castellano de tal modo y no de los tristes talleres del comercio libresco.

La nota editorial de Virgilio Piñera pinta este escenario:

La lengua usada en Ferydurke se aparta de la convención general del idioma, de sus leyes universales, de su ritmo regular y diario () el lector español no avisado de estas peculiaridades estilísticas creería que Ferdydurke ha sido incorrectamente vertido; podría estimar en algunos pasajes, cierta dureza propia a la frase, cierto sabor arcaico se deben a la incompetencia por parte de los colaboradores en la labor de traducción. Se trata, por el contrario, de un nuevo y distinto enfoque del lenguaje; enfoque que va, en consecuencia, a proponer al lector una nueva y distinta forma de lectura. (Ferdydurke, 7)

Como lo destaca el mismo Witold Gombrowicz en el prólogo de 1947, los dos problemas capitales de la obra son la inmadurez y la forma, y aclarando que habría una inmadurez natural de los hombres que estarían conminado a ocultar. Con respecto a esto último, la obra introduce la pregunta:

¿No veis que vuestra madurez exterior es una ficción y que todo lo que podéis expresar no corresponde a vuestra realidad más íntima? Mientras fingís ser maduros vivís, en realidad, en un mundo bien distinto. Si no lográis juntar de algún modo más estrecho esos dos mundos, la cultura será siempre para vosotros un instrumento de engaño. Pero Ferdydurke no sólo se ocupa de lo que podríamos llamar la inmadurez natural del hombre, sino ante todo de la inmadurez lograda por medios artificiales: es decir que un hombre empuja al otro en la inmadurez y que también -¡qué raro!- del mismo modo actúa la cultura. (Ferdydurke, 15)

¿Qué lectura exige la presencia de los textos de W.G?

De la novela Ferdydurke -que el mismo Gombrowicz pudo decir que fue lo único que escribió, lo repetía porque le pagaban de nuevo y porque nunca terminaríamos de entenderla- se recorta el siguiente párrafo:

() pero mi situación era poco clara y yo mismo no sabía qué era: hombre o adolescente; y así, al comenzar la segunda mitad de mi vida, no era ni esto ni aquello -era nada-, y los de mi generación que ya se habían casado y ocupaban puestos determinados, no tanto frente a la vida como en diversas oficinas, me trataban con una justificada desconfianza. Mis tías, esa numerosas semimadres agregadas, atadas o pegadas, pero bondadosas, ya desde tiempo atrás trataban de influir en mí para que me estabilizara como alguien, digamos como abogado o empleado –mi indefinición prolongada les resultaba sumamente molesta-; no sabiendo bien quién era, no sabían cómo hablar conmigo y, en el mejor de los casos, solo emitían una triste cháchara “pepe –decían entre un balbuceo y otro-, el tiempo apremia, hijo mío ¿que pensara la gente? Si no quieres ser médico, se por lo menos mujeriego o coleccionista, pero se alguien…sé alguien…” (Ferdydurke, 26)

Semejante ironía no deja de resonar con la propuesta lanzada para el psicoanálisis por Sigmund Freud en una carta a Oskar Pfister, donde ubica una relación oculta entre Análisis laico y El provenir de una ilusión, ya que esta relación estaría bajo el lema de la defensa del psicoanálisis frente a las formas establecidas de la medicina y la iglesia. Quisiera, dice él, entregarlo a un grupo de profesionales que no existe aún, pastores de almas profanos que no necesitan de la madurez de las formas establecidas. La forma inmadura de esos laicos es lo que permitirá el porvenir del psicoanálisis.

Jaques Lacan en su Seminario 18 del año 1971 De un discurso que no fuera del semblante en el capítulo número 3 aparece el siguiente título: Contra los lingüistas, título que resuena con la propuesta de Witold Gombrowicz en el año 1947 en una conferencia titulada Contra los poetas.

Ambos marcan su punto de enunciación desde cierto margen y desde su condición de extranjero. Se oponen claramente a dos discursos establecidos, el primero ataca a los lingüistas apoyados en el discurso universitario y el segundo ataca a los poetas que se amparan en la “poesía pura”, en sus rituales y misas de reconocimiento mutuos. Witold Gombrowicz va caracterizar este efecto con lo siguiente: “Es lo que sucede cuando el espíritu gremial domina el universal” (Contra los poetas, 18)

Ambos se desmarcan de las lógicas colectivas que priman en esos campos, ya sea la lingüística y el discurso universitario que deja por fuera a figuras tales como Levi-Strauss, Barthes y el mismo Lacan. A estos los acusan de hacer un uso metafórico de los recursos de la lingüística, cuando no advierten, lo aclara Lacan, que no hay otro uso que no sea metafórico, ya que no hay posibilidad de metalenguaje ni referente natural. La diferencia estará si el uso metafórico está al servicio para que la cosa avance o si es fabricada para no avanzar.

Gombrowicz para finalizar su discurso aportará lo siguiente:

El mundo se vería en situación desesperada si cada año no entrase un nuevo contingente de seres humanos, frescos, libres del pasado, no comprometidos con nadie ni con nada, no paralizados por puestos, glorias, obligaciones y responsabilidades, seres, en fin, no definidos por lo que ya han hecho y, por lo tanto, libres para elegir (Contra los poetas, 23)

German García dirá que el efecto de risa que provoca la lectura de Gombrowicz es imposible de asimilarse al principio de placer, ya que se opone a toda lógica homeostática

() una operación del goce para dispersar la ilusión de un encuentro entre la sabiduría y el amo. El orden, la forma, los ritos, los emblemas, las potencias y los reyes, se encuentran con su impotencia frente al idiota que no “comprende” la profundidad y se desliza –efecto en efecto- sobre la superficie risueña de las palabras (Escrita. Edición facsimilar. Tomo I, 67)

En esa ironía gobrowicziana, en la propuesta freudiana y en la lectura lacaniana se podrá ubicar la relación al discurso psicoanalítico y específicamente al lugar de analista: no dependiendo de instituciones oficializadoras, que funcionarían como esas semi-madres o tías culturales, donde las herencias están repartidas de antemano y solamente queda el ocupar los lugares que va permitiendo la cracia que esté de turno.

Para terminar, un fragmento de una entrevista a Jaques-Alain Miller diferencia la posición freudiana para organizar una institución psicoanalítica y la propuesta de escuela lacaniana:

¡Aquellos que Lacan se proponía instalar como “analistas de la escuela”, no eran veteranos, sino novatos! () Usted comprende que la idea de un “Orden de los psicoanalistas”, si bien puede valerse de la recomendación de Freud que lo ha querido, y luego lo ha dejado hacer en la IPA, va a contramano de la tentativa de Lacan. Sería poner en el puesto de mando a los ancianos que, no contentos con ser notorios, quisieran además un certificado del Estado, y el derecho de otorgarlo. Sería la IPA para todos. Ahora bien, la vejez bajo el arnés no es garantía de nada en el psicoanálisis. () Lacan decía muy bien que la responsabilidad de la Escuela era hacer avanzar el análisis, no constituir una casa de retiro para los veteranos. (El murciélago. Para orientarse en la oscuridad. 3, 20)

La distancia a las formas establecidas será la operación que Gombrowicz aconseja para que la cultura no sea una forma tan cargante:

Estamos en la situación de un niño que se ve obligado a llevar un traje demasiado grande o ridículo para él y en el cual se siente incómodo y ridículo; el niño no puede quitárselo, puesto que no tiene ningún otro, pero, por lo menos, puede proclamar en voz bien alta que el traje no está hecho a medida, y de tal modo establecerá una distancia frente a la forma. (Ferdydurke, 18)

Bibliografía

Gombrowicz, Witold. Ferdydurke. Bs. As.: Ed. El cuenco de plata, 2014

Gombrowicz, Witold. Contra los poetas. Madrid: Ed. Sequitur, 2006

García, Germán L. “Leer a Gombrowicz”. Revista Los Libros N°2. Agosto de 1969. Edición Facsimilar Revista Los libros. Tomo I. Bs. As.: Ed. Biblioteca Nacional, 2011

García, Germán. “Gombrowicz: cómico de la lengua”. Escrita. Edición facsimilar, tomo I. Córdoba: Ed. Eduvim, 2013

Miller, J-A. “Entrevista sobre la causa analítica”. Revista El Murciélago 3. Magazine freudiano. Bs. As: Ed. Anáfora, julio-septiembre/1990

Lacan, Jacques. “Contra los lingüistas”. El seminario. Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante. Bs. As.: Ed. Paidós, 2009