Condiciones de aceptabilidad del discurso de un migrante.

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Condiciones de aceptabilidad del discurso de un migrante.

El caso de Gombrowicz en la Argentina.

Danuta Teresa Mozejko escribió sobre la inserción de Gombrowicz en el mundo literario argentino desde su exilio en 1937 hasta su vuelta a Europa, en 1963. En el texto, se analizan los factores que inciden en la recepción literaria del polaco, contemplando tanto las operaciones de Gombrowicz por introducir su obra como las características que sus libros compartían con la literatura local del momento. El texto lo tomamos de Amerika Revues, y lo pueden leer por acá:

http://amerika.revues.org/2537#tocto1n1

 

Podría afirmarse que los discursos de los sujetos migrantes son producidos en la tensión entre los condicionamientos en el espacio de origen y los propios del espacio de llegada. En el caso particular de Gombrowicz, esa tensión se agrava en la medida en que la Polonia de la que parte en 1939 desaparece a los pocos meses y se instala un nuevo punto de referencia construido alrededor de la intelligentsia polaca en el exilio. Entre esas diversas tramas de relaciones en las que se inscribe el autor de Ferdydurke, se ubica el espacio argentino, una suerte de transición de 24 años en su trayectoria. ¿ Cómo analizar la legibilidad de un texto cuyos enunciatarios iniciales son tan distintos de los receptores argentinos ?

Mariano Betelú, flor de quilombo (3)Me interesa preguntarme por aquellas condiciones favorecedoras (o no) (Costa Mozejko, 2007) de la aceptación de los textos del escritor polaco, especialmente la novela que le sirve de carta de presentación : Ferdydurke, publicada en Polonia en 1937, en condiciones en las que el viaje a la Argentina resultaba imprevisible, pero traída y traducida en el país del exilio. Entre estas condiciones de aceptabilidad del relato gombrowicziano, señalamos, por un lado, aquellas que se fundan en características de la obra misma, vinculadas con lo que podríamos denominar “ regionalismo ” o “ universalismo ” en tanto exigen del lector el manejo de códigos de interpretación específicos y remiten a saberes compartidos. Por otro lado, resulta pertinente el análisis de las prácticas de los agentes sociales involucrados : en el caso de Gombrowicz, las acciones realizadas en busca de su inserción en el campo literario argentino ; entre ellas, la presentación de si ocupa un lugar de particular relevancia, al igual que la traducción de la novela y la búsqueda de relaciones con sus pares. También caben aquí las acciones de los lectores argentinos, sustentadas por sus intereses específicos. En este punto, la periodización de la trama de relaciones de Gombrowicz con otros escritores resulta significativa para nuestros propósitos y nos conduce a aportar posibles explicaciones del orden de lo pasional que dan origen a una valoración del autor ex post su reconocimiento internacional.

Características de la obra

Intentando señalar aquellos elementos textuales que pudieran resultar similares a los que abordaban los escritores argentinos de las décadas del 40 y 50, podemos enunciar los siguientes :

El tema de la identidad tanto individual como colectiva

El discurso filosófico sustenta toda la obra de Gombrowicz y permite establecer relaciones con dos problemas frecuentes en la literatura de la época : la identidad del individuo y la colectiva.

En el caso de la primera, Gombrowicz dialoga / polemiza con el existencialismo, principalmente sartreano, reivindicando la incidencia del otro en la conformación de la identidad pero, al mismo tiempo, reduciendo el peso del contexto no humano y de los agentes colectivos ; de este modo marca su distancia tanto con el existencialismo como con el marxismo. La noción de “ Forma ”, temporalizada en la oposición entre madurez e inmadurez, constituye uno de los ejes de la novela de Gombrowicz y es susceptible de ser inscripta en el conjunto de discursos sobre los problemas de la identidad, a la vez que, con frecuencia, se vincula con la oposición más amplia entre cultura y naturaleza.

La preocupación por la condición humana, en el contexto de una Polonia – tanto en el territorio polaco como fuera de él – fuertemente marcada por el discurso nacionalista, se asocia con una insistente crítica a este último, sobre todo en la figura de uno de los escritores más reconocidos, como lo es Sienkiewicz. Si la “ polonidad ” se debate entre la reivindicación de lo exclusivo y sus vínculos con Europa, algo similar ocurre en la Argentina donde las propuestas de definición de lo que se denominó “ ser nacional ” ocupaban a numerosos intelectuales en el marco de tensiones semejantes.

La estética como tema

Si bien puede rastrearse desde antiguo, la tematización de los problemas estéticos tanto en metadiscursos incluidos en los textos de ficción como en ensayos o manifiestos, había sido una práctica especialmente reivindicada por las vanguardias. Gombrowicz dedica el capítulo 4 de Ferdydurke, “ Filofor forrado de niño (Prefacio) ” a todo un desarrollo sobre la características de su obra, especialmente en lo que se refiere a la composición / estructuración sobre la base de partes yuxtapuestas.

A la luz de este “ Prólogo ”, la historia del profesor de sintesiología y del doctor y profesor en “ análisis superior ” que desarrolla en el capítulo “ Filifor forrado de niño ” puede leerse tanto en clave filosófica como estética, a manera de síntesis de los problemas fundamentales que aborda Gombrowicz en sus textos. De hecho, fue usado como carta de presentación de Gombrowicz-escritor y de su obra cuando Adolfo de Obieta decidió publicarlo en Papeles de Buenos Aires (1944), uno de los pocos gestos de aceptación del autor polaco por parte de los agentes del campo literario argentino en los primeros años de su residencia en el país.

Cabe señalar que esta descomposición de la obra literaria formaba parte de las prácticas de los escritores vanguardistas tanto europeos como americanos, de tal modo que no resultaba extraña tampoco entre los autores argentinos y puede inscribirse en el conjunto de rasgos que favorecerían la legibilidad de los textos gombrowiczianos.

La experimentación con el lenguaje

Tanto la ruptura de la lógica de la sintaxis tradicional en las oraciones como el recurso a neologismos, derivados insólitos, onomatopeyas y variaciones fónicas eran habituales en las distintas escuelas de vanguardia, por lo cual Gombrowicz no revolucionaba la práctica escrituraria. Los cambios de registro en el habla del enunciador o de sus personajes también pueden rastrearse desde antiguo. Quizás la combinación de todos estos recursos opere efectos sorprendentes, pero no podemos desconocer el impacto de la traducción del polaco al español de Argentina que modifica nuestra apreciación de estos recursos y que abordaremos un poco más adelante.

Las prácticas de los agentes

La legibilidad de un texto no está asegurada sólo por sus características inmanentes ; también depende de factores extratextuales, como el acceso de quien lo produce a los espacios públicos donde los textos circulan, son leídos y evaluados por agentes que están en condiciones de hacerlo. En este juego de relaciones importa lo que en nuestro marco teórico llamamos la “ gestión de la competencia del agente ” (Costa Mozejko 2010) que administra, de manera no necesariamente conciente ni eficaz, los recursos que posee.

Entre las opciones que va realizando el agente mencionamos, ante todo, la presentación de sí que realiza el escritor – tanto en la obra como a través de gestos y actitudes en la vida de relación -, sus decisiones, como la de traducir la obra y de qué manera, su modo de establecer vínculos ligados ya sea a modos de ser, ya sea a intereses específicos que lo orientan. Por otra parte, también inciden, entre las condiciones favorecedoras de la legibilidad de los textos, los intereses de los otros agentes que participan en el juego de las relaciones.

Gombrowicz y la presentación de sí

Es bien sabido que Gombrowicz es el personaje central de su propia obra. Cardozo (2011) analiza ampliamente el modo como el enunciador de las novelas de Gombrowicz se presenta a sí mismo: dotado de competencias plenas, experto en el oficio de escribir, superior a cualquiera de sus críticos a quienes desprecia bajo la designación de las “tías culturales”, rebelde ante lo establecido, políglota, conocedor de la literatura polaca y de los grandes autores europeos. Gombrowicz también da cuenta de su saber filosófico, sobre todo de su manejo de las propuestas del existencialismo francés, del pensamiento de Schopenhauer y Nietzche. Especialmente frente al primero, se presenta compartiendo preocupaciones similares avant la lettre y marcando sus diferencias, con lo cual acentúa su originalidad y superioridad. Si bien las estrategias de presentación de sí no son necesariamente concientes en el agente, en el caso de Gombrowicz la afirmación de su valía como un modo de imponerse a los demás constituye una práctica explícita : “ […] al escribir sobre ti mismo, escribe de manera que tu persona cobre importancia y vida, que se convierta en tu argumento decisivo ” (Diario 121).

La presentación de sí como individuo superior constituye un arma de doble filo : puede suscitar la creencia o bien provocar rechazo. Y ésa es la tensión en la que se mueve Gombrowicz en sus relaciones ; quizás en todas, pero particularmente en las argentinas que son las que nos interesan aquí. Su búsqueda de vínculos en Santiago del Estero y en Tandil comienza con averiguaciones sobre “ personas inteligentes ” con quienes dialogar. Y según comentan quienes lo conocieron, esta manera de iniciar contactos provoca reacciones adversas en algunos, aunque también le permita conocer interlocutores interesantes (Cf. Di Paola en Kamenszain 91).

Gombrowicz buscó difundir su obra y relacionarse con personajes influyentes. De lo primero dan cuenta algunos textos como el redactado para publicitar Ferdydurke en el que presenta la novela como “el mayor encanto de la literatura polaca moderna” (RG 107), supuestamente valorada por un crítico también polaco, inscripto en el grupo de una “ […] elite perfectamente al tanto de la mejor producción literaria mundial […] ” (id.). Gombrowicz nunca ocultó el anclaje de sus textos en la cultura polaca, aunque paralelamente buscó señalar los rasgos universales que pudieran favorecer su lectura en el resto del mundo.

Los intentos por dar a conocer su novela fracasaron, como lo afirman Rússovich (RG 157, 158) y Rodríguez Tomeu (RG 91).

La traducción de Ferdydurke constituyó un gesto explícito de aproximación a los posibles lectores argentinos, que culminó en una obra con un nivel de extrañeza considerable y que, por lo mismo, se convirtió, a la vez, en condición favorecedora y desfavorecedora de la legibilidad de la novela.

En relación al original polaco, la traducción al español opera una serie de recortes, especialmente en los primeros capítulos. Podría pensarse que se trata de borrar referencias demasiado ligadas a saberes específicos de los lectores polacos, sin embargo, sólo en contados casos se quita este tipo de fragmentos : la marcha patriótica del siglo XIX “ Marsz sokołów ” (FP 34) que alude al modelo épico y voluntarista del héroe nacional, o algunas referencias al poema de Słowacki, “ Król-duch ”, sobre todo cuando en “Filifor forrado de niño” lo sustituye por la referencia a algunos cantos de Dante (FE 120). Pero no es ésta la opción más frecuente.

Gombrowicz no reniega de su inscripción en las tradiciones estéticas polacas, aunque critique fuertemente las tendencias románticas y nacionalistas. No es posible atribuirle una eliminación sistemática de las referencias a cuestiones típicas de la historia y la cultura polacas como una estrategia que aproxime el texto a sus lectores argentinos o que prescinda de alusiones locales para apuntar a saberes compartidos por un enunciatario “ universal ”.

Comentario aparte merecen algunos neologismos de Ferdydurke que llevan a pensar en la experimentación con el lenguaje, tan propia de algunas escuelas de vanguardia. Nos detendremos sobre todo en dos términos, particularmente significativos en esta obra de Gombrowicz y recuperados por numerosos críticos : “cuculito” y “nopodermiento” o su contrario, “podermiento”.

En el caso de “cuculito” y sus derivados cabe señalar que en la versión polaca corresponde a un único lexema utilizado en la vida cotidiana y carente de toda forma o sentido extraños al lenguaje coloquial. La comparación de un fragmento nos permitirá dar cuenta de esta operación de los traductores 2 :

Mirad : la parte básica del cuerpo, el bueno y domesticado cuculillo, está en la base ; en el cuculao, pues, empieza toda acción ; desde el cucuilo, como desde el tronco principal, emanan las bifurcaciones de partes sueltas […] Y el rostro humano […] constituye la corona del árbol que con sus partes sueltas se levanta del tronco cuculiano ; la facha, pues, concluye el ciclo que originó el buen cucucu. (FE 92)

[…] el cuculaculalambo suspendido en las alturas […] (FE 310)

Patrzcie – podstawowa część ciała, dobra, oswojona pupa jest podstawą, od pupy przeto zaczyna się akcja. Z pupy, jak z pnia głównego, rozchodzą się rogałęzienia poszczególnych części […] A twarz ludzka […] jest koroną, uliścieniem drzewa, które poszczególnymi częściami wyrasta z pnia pupy ; papa zatem zamyka cykl poczęty przez pupę. (FP 68)

[…] w górze zawieszona pupa […] (FP 261)

Ferdydurke tapaOtros lexemas que merecen ser considerados son los que corresponden al par “podermiento/nopodermiento”, neologismos cuya composición resulta violenta en español, y que se corresponde con lexemas en polaco que no constituyen neologismos que generen resistencia en el receptor : możność /niemożność son casi equivalentes a “potencia/impotencia”.

Si bien la decisión de traducir la novela implica un gesto de acercamiento al posible público argentino, aunque sólo sea porque se funda en la búsqueda de recursos para la supervivencia, los resultados de la traducción mantienen las tensiones entre las estrategias que favorecen la legibilidad de la novela y aquellas que, por el contrario, mantienen la extrañeza de un texto que fue escrito para otros lectores. 

Gombrowicz y sus relaciones en la Argentina

Asumidos los roles profesionales (sociales) y temáticos (discursivos) de intelectual y escritor, Gombrowicz se presenta en el medio principalmente porteño buscando establecer relaciones con quienes ocupan un lugar en el campo literario. Gálvez y Mallea apenas influyen en su inserción local; los Capdevila parecen tener con él vínculos más bien fundados en la compasión suscitada por Roger Pla.

Gombrowicz buscó contactos con el grupo Sur; logró un encuentro con Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo, pero no consiguió relacionarse de manera duradera con ellos y menos aún con Victoria Ocampo. El desconocimiento del idioma y un modo de ser que arruinaba casi sistemáticamente los intentos de sus amigos por vincularlo con personajes influyentes, lo condenaron a la soledad y la incomprensión: “No nos entendió y no lo entendimos” dice Silvina Ocampo en 1979 (RG 70).

Su amistad con Sábato se refuerza cuando el escritor argentino viaja a Francia y se encuentra con Gombrowicz, ya consagrado, que reside en Vence. Por otra parte, cuando ambos se conocieron en Argentina, y antes de la publicación de Sobre héroes y tumbas (1961) Sábato reunía pocos galardones para actuar de promotor de un novelista extranjero en los espacios donde pudiera ser reconocido. No resulta indiferente el prólogo a Ferdydurke en 1964, pero a esa altura Gombrowicz ya es un autor con prestigio internacional, quizás mayor que el del mismo Sábato.

El grupo de escritores que dio más cálida acogida a Gombrowicz fue el de Tandil. Si bien las afinidades personales permitieron trabar relaciones amistosas, los tandilenses eran autores jóvenes, no consagrados y, por lo mismo, carentes de la posibilidad de contribuir al reconocimiento de Gombrowicz en la Argentina. Gombrowicz se refiere a su viaje a Tandil en 1958 :

Miércoles
¡ En Tandil soy el más célebre ! ¡ Nadie puede igualarse conmigo ! […]

Jueves
Crece mi importancia en Polonia. Crece también en otras partes. […] La traducción francesa de Ferdydurke se está ultimando. Negociaciones sobre la edición francesa y española del Diario. Ivonne va a ser estrenada en Cracovia y en Varsovia. Correspondencia en relación con la puesta en escena de El casamiento. Una avalancha de artículos y menciones en la prensa polaca. Vamos, esto ya se ha puesto en marcha, ahora se van a animar los unos a los otros y el proceso de mi agigantamiento queda asegurado por largos años. ¡ Magnificencia !¡ Magnificencia !¡ M… !¡ M… !¡ Tandil ! (Diario 413)

Resulta poco probable que el reconocimiento en Polonia incida sobre el prestigio de Gombrowicz en la Argentina. Pero en 1958 ya aparece la versión francesa de Ferdydurke, publicada por Maurice Nadeau en Les letres nouvelles, gracias a la intervención de Konstanty Jeleński de la revista Kultura. En 1960 ya será traducida al alemán, luego al inglés, italiano, etc. Los vínculos con los tandilenses se tejen al mismo tiempo que su prestigio internacional logrado con total independencia de sus relaciones argentinas. Aunque sus obras más relevantes hayan sido escritas en Argentina, lo fueron siempre en polaco. La construcción de vínculos favorecedores de su aceptabilidad en el país fueron problemáticos : “ […] había que hacer un esfuerzo para adaptarse a él. Gombrowicz era incapaz de hacerlo ”, dice Roger Pla (RG 48).

Teniendo en cuenta que lo que nos interesa aquí es la etapa argentina y sus relaciones con los lectores argentinos, sólo brevemente señalaremos que, en la construcción del enunciatario de sus obras, Gombrowicz apunta al receptor polaco, el polaco de Polonia, pero sobre todo, el polaco emigrante, el que forma parte de la “ Polonia ” en el exilio. Sus vínculos con la revista Kultura que publica sus trabajos desde 1951 y partes de sus obras desde 1953, posteriormente su Diario, le van granjeando el reconocimiento entre la intelligentsia polaca en el extranjero. De la mano de este tipo de lector vendrá su consagración: la beca de la Fundación Ford (1963) y el premio Formentor (1967). También en 1967 será candidato al Premio Nobel.

Los escritores argentinos ante Gombrowicz

“Jamás Gombrowicz había disfrutado de una buena “reputación” en Argentina, ni se había preocupado por obtenerla ” sostiene Luis Gregorich (RG 247). ¿Qué características de su obra podían despertar el interés de sus receptores argentinos? ¿Qué rasgos del agente social eran susceptibles de favorecer o no su posicionamiento en la trama de relaciones del campo literario?

La primera pregunta tiene alguna respuesta en los párrafos iniciales de nuestro trabajo: había temáticas, problemas, preocupaciones formales afines a las que aparecen en las obras de autores contemporáneos a la estadía de Gombrowicz en la Argentina. Por otra parte, si los escritores argentinos se debatían entre las tendencias nacionalistas, la literatura “comprometida” y aquella que, más filosófica y estetizante, buceaba en las corrientes europeas (Cf. Cardozo 2011), Gombrowicz ofrecía una propuesta alternativa que, en las primeras décadas, incluía un handicap :

[Ferdydurke][…] al fin y al cabo se trataba del libro de un extranjero, por lo demás, no reconocido en París, sí, eso es, no reconocido en París… Un libro que no complacía ni al grupo de la intelligentsia argentina, que estando bajo el signo de Marx y del proletariado, reclamaba una literatura política, ni a aquel que se nutría de las exquisiteces de la cultura que se guisaba en Europa (Diario 207).

Las obras del autor polaco también pueden integrarse en el diálogo entre regionalismo y universalismo, tan reiteradamente planteado desde las escuelas de vanguardia. Frente a la dominante presencia de Borges, Gombrowicz, a partir del desencuentro inicial, representa una postura  a la vez de distancia y de valoración del autor argentino, pero ofrece vías de diferenciación que podrían – y de hecho lo fueron después – aprovechadas por los escritores que aspiraban a separarse de la influencia borgesiana. Con respecto a la problemática de las identidades nacionales, los textos de Gombrowicz intervienen en la disputa entre quienes miran a Europa y aquellos que intentan mirar solamente hacia adentro de sus fronteras e incluso recuperar el pasado indígena. Hay elementos que hubieran podido favorecer su inserción. Sin embargo, y junto a afirmaciones eufóricas con respecto a su vida personal en la Argentina, caracterizada en su Testamento como “Primavera”, Gombrowicz sostiene: “Soy un pobre emigrado enterrado vivo en la Argentina” (RG 189) ; “estoy enterrado vivo en Argentina” (RG 190) le escribe a Martín Buber. Particularmente iluminadora resulta la entrevista que publica el diario La prensa el 20 de julio de 1962, cuando Gombrowicz se perfila como posible candidato al premio Formentor, jerarquizado en tanto el periodista sabe que previamente ha sido concedido a Borges y Beckett. El novelista polaco es muy poco conocido y su valoración se apoya, en el artículo de La prensa, en el hecho de que su novela haya sido traducida a varios idiomas y ya sea famosa en Francia – sobre todo – en Inglaterra, Alemania, etc. Cuando el periodista interroga a Gombrowicz sobre su inserción en la Argentina, la respuesta es contundente : “¿ No convive con el mundo literario de este país?”, insistimos en preguntarle: “No “, fue la contestación terminante. ”3.

La razón fundamental de su no éxito en la Argentina había sido señalada por Virgilio Piñera en la solapa de la edición de 1947 de Ferdydurke en Argos y retomada por Sábato cuando, ya consagrado Gombrowicz, redacta el prólogo de 1964 :

Es muy improbable que en la Argentina la gente se atreva a considerar genial a un escritor que no venga patentado desde París.
Por otra parte, es cierto que la obra no era de fácil acceso, sobre todo en 1946 (FE 8)

Sábato registra dos razones : el no reconocimiento de Gombrowicz en las instancias de máxima consagración primero – se reconoce al reconocido –, la “ extrañeza ” de la obra después. Pero además, en el caso de la primera, no bastaba la mera valoración, sino que resultaba imprescindible que se operara desde París.

Los escasos gestos de aceptación de Gombrowicz durante las décadas del 40 y 50 parecen asentarse en afinidades profesionales – se vincula con escritores en su rol de escritor – con frecuencia sustentadas en reacciones pasionales ante un agente en estado de carencia. Chinchina Capdevila dice : “ […] tenía un problema económico y yo lo debía ayudar a resolverlo. Era yo quien reunía el dinero y se lo entregaba en secreto. ” (RG 25) . Y agrega : “Mis amigas y yo queríamos oír hablar de los autores conocidos en París, pero Witold se mostraba muy despreciativo respecto de los escritores europeos ” (id.).

Además de esta razón pasional que funda la aceptación, muy reducida, de Gombrowicz y su obra, reviste particular importancia otra, también del orden de las condiciones no racionales que servirían de fundamento a la consagración posterior. Con notable lucidez, el mismo Gombrowicz lo explicita en la novela y lo reitera después en el Diario. Refiriéndose a un concierto en el que un pianista ejecuta la obra de Chopin, dice :

Es posible que, si ellos no hubiesen sabido que Chopin era un gran genio y aquel pianista un gran pianista, habrían recibido la cosa con menos encanto. También es posible que, si cada uno de ellos, pálido por el entusiasmo, aplaude, grita y se contorsiona, esto se deba a que los demás también aplauden y se contorsionan ; porque cada uno cree que los demás experimentan un goce enorme, una conmoción supraterrestre, y por eso él también empieza a demostrar señales de goce […] Y solamente cuando todos, en conjunto, se hayan excitado y obligado entre sí a los aplausos, gritos, rubores y elogios, sólo entonces, digo, esas manifestaciones engendrarán en ellos el sentimiento de goce y admiración […] (FE 101-102)

En 1954 había escrito : “ […] ellos quieren que primero me haga famoso y sólo entonces me incluirán en su inventario y empezarán a calentarse la cabeza conmigo. ” (Diario 138).

Gombrowicz

Se percibe una especial comprensión por parte de Gombrowicz de un fenómeno que, si bien puede explicarse como voluntad de adscripción y pertenencia al grupo de quienes detentan un poder reconocido para dirimir a quién se le otorga el reconocimiento, tiene, al menos en sus formas iniciales, un fuerte componente pasional. Si bien los agentes del campo literario argentino no reconocieron a Gombrowicz como autor valioso, ¿cómo no pertenecer al grupo de quienes – desde París o a través de París –, lo consagran en un campo de dimensiones internacionales aunque no esté del todo claro cuáles son los méritos que ostenta?

A partir y alrededor de este proceso de reconocimiento se generará también la valoración de Gombrowicz por parte de autores argentinos.

El grupo de Tandil será el primero en apreciarlo, aunque sin capacidad de consagración a nivel nacional. Para los jóvenes escritores Gombrowicz tenía el prestigio de quien, aunque excéntrico en la Argentina, tenía contactos con la Europa Occidental y, sobre todo, París. Luego vendrán otros. Y serán explicitadas también las “razones” de su importancia, las mismas que antes no habían sido percibidas. Julio Cortázar, en 1963, transcribirá una cita de Gombrowicz en el capítulo 145 de Rayuela, señalando la fragmentación como modo de organizar la obra literaria; Ricardo Piglia, en Respiración artificial de 1980 será probablemente el factor más importante del reconocimiento y legibilidad de Gombrowicz convertido en personaje de la novela en la figura de Tardewski. Piglia señalará variadas razones que fundan la valoración del polaco, especialmente el recurso a la intertextualidad paródica. Además, hace referencia a dos series opuestas en la literatura argentina: Groussac, Lugones, Borges por un lado, Arlt, Macedonio Fernández y Gombrowicz por otro (Piglia 13-15). Cabe notar que en ambas series aparece, de manera simétrica, un escritor foráneo; Piglia también subraya el peso de la lengua literaria extranjera en la argentina. Es lo que señala más tarde Juan José Saer cuando rescata el paralelismo – no percibido durante la estadía de Gombrowicz en la Argentina – entre la condición marginal en relación a Europa tanto de Polonia como de la Argentina. Saer retoma también la afirmación de Piglia, según la cual “ el mejor escritor argentino del siglo XX es Witold Gombrowicz ” (Saer 12). Ahora las semejanzas entre Polonia y Argentina en sus relaciones con la Europa Occidental son particularmente rescatadas.

Cierre

No bastan las características de la obra misma para garantizar su legibilidad. En el caso de Gombrowicz, las fluctuaciones entre las temáticas locales vinculadas a Polonia, su historia y su cultura y los planteos más generales sobre su manera de entender la condición humana no fueron suficientes para favorecer la recepción de Ferdydurke en la Argentina. Tampoco lo fueron las acciones realizadas por el agente social, a veces orientadas a la búsqueda de vínculos con escritores argentinos y muchas otras veces recíprocamente elusivas. Las propiedades del agente –aristocracia de origen, vínculos con intelectuales europeos, entre otros– no bastaron para que los intelectuales argentinos se interesaran por él. La compasión y la solidaridad fueron, probablemente, los lazos más fuertes durante las décadas del 40 y del 50. Recién cuando su obra comenzó a ser reconocida, traducida y comentada en Europa, de manera particular en el círculo vinculado con la intelligentsia polaca, en territorio polaco pero especialmente fuera de él, en círculos próximos a París y con proyección internacional, nace el reconocimiento argentino. Admirar lo que admiran los que tienen la capacidad reconocida de reconocer y premiar, es una manera de pertenecer al grupo de los agentes con poder para evaluar y consagrar, aunque los fundamentos de la admiración varíen. Recién entonces los escritores argentinos comenzaron a descubrir en Gombrowicz rasgos que antes no habían sido legibles: valores filosóficos, estéticos y políticos que aproximaron al autor polaco al campo literario argentino al punto de llegar a ser considerado uno de los mejores autores argentinos del siglo XX.

 Witold Gombrowicz