Entrevista a Rita Gombrowicz
En esta entrevista, publicada por la revista Ñ el 23/12/2011, Rita Gombrowicz habla sobre Witold Gombrowicz, sobre su literatura, su presencia en Argentina. Siguiendo el link pueden encontrar la nota original, o pueden leerla por acá.
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Witold-Gombrowicz-Rita-Gombrowicz_0_614338746.html#re-news-media_img
Diarios, apuntes. Uno de los últimos dice así: “Ese 19 de marzo de 1963 vi que llegaba el final. Cortado por el filo de esta revelación, morí de repente, sí, en ese minuto toda mi sangre me dejó. Ausente ya, Ya terminado. Ya dispuesto a partir. El lazo misterioso entre yo y mi propio lugar acababa de ser cortado”: El 8 de abril de ese año, después de vivir durante 24 años en la Argentina, Witold Gombrowicz partió de Buenos Aires. Nunca volvió. Entre novelas y obras de teatro ya clásicos, escribió su monumental Diario. 1953-1969, no la descripción de sus años en el país o de su vida en ese tiempo: su vivencia. Una obra que muchos consideran, como al mismo Gombrowicz, inclasificable. Ese diario, Rita Gombrowicz, su viuda, lo utilizó como hoja de ruta para volver sobre los pasos de Witold, como lo llama ahora, para reconstruir, a través de los testimonios de sus amigos y de sus discípulos, sus días argentinos. Ella, que llegó al país por primera vez en 1973, vino porque él le hablaba de la Argentina todos los días, cada vez que recibía alguna carta, y eran muchas. Acá, tan lejos de Vence (Francia) donde vivían, sus amigos se reunían para leer las cartas de Gombrowicz.
Así que cuando Rita logró juntar a los distintos grupos que Gombrowicz había frecuentado –los de Tandil, los habitués de los bares La Fragata y del Rex, los traductores del polaco de la novela Ferdydurke –y les pidió que hablaran y le contaran cosas, ya tenía escrita buena parte de su libro Gombrowicz en Argentina. 1939-1963, editado por El cuenco de plata en 2008. “Cuando llegué me encontré rodeada de jóvenes de mi edad, sentíamos la misma amistad y pasión por Witold. Y sobre todo me sorprendió que él seguía muy vivo acá, a través de sus amigos. Todos recordaron sus mitologías, sus excentricidades. Su humor. Pero me daba la impresión de que no habían podido digerir aún el contacto con una personalidad tan fuerte. Por eso quise hacer ese libro con ellos y no sola, porque cada uno de nosotros tenía algo para contar diferente sobre su relación personal con Witold. Alejandro Russovich, por ejemplo, me dijo que al dar ese testimonio pudo resolver algunas cuestiones que le habían quedado siempre irresueltas en su relación con el maestro”, cuenta Rita Gombrowicz, de visita en Buenos Aires a raíz de la reedición de su libro.
-¿Qué más sabe sobre cómo fue la traducción grupal de “Ferdydurke”, del polaco al español?
-Muchos me dijeron que la traducción española es una nueva versión de la novela. Hay fragmentos que no fueron traducidos, hay inventos lingüísticos. Por ejemplo, en la versión original en polaco hay al final una copla que no está traducida. El autor fue el que decidió si la incluía o no.
-Victoria Ocampo decía que Gombrowicz tenía una relación particular con la comida, ¿era así?
-El odiaba que en Francia hubiera un solo postre, la tarta de manzanas (tarte aux pommes). Decía que los argentinos tenían mucha más imaginación. La comida es importante en la obra de Gombrowicz. La fascinación que se ejercía y se manifestaba a través de la comida está presente en uno de sus cuentos y, en la obra de teatro Yvonne, Princesa de Borgoña, una joven muere comiendo pescado, atragantada con una espina. Tenía mucha fascinación por lo concreto y por el cuerpo.
-¿Cómo cree que se lee hoy a Gombrowicz?
-Está traducido a más de treinta idiomas, polaco incluido. Lo leen sobre todo los jóvenes y se publica en las colecciones de clásicos del siglo XX, especialmente Ferdydurke. Pero me parece que todavía hay que esperar algunos años para que él ocupe su verdadero lugar. Sus ideas, su obra y su vida tuvieron que superar muchos obstáculos para imponerse. Era un polaco emigrante del régimen comunista, que lo perdió todo. Al perder el país, de alguna manera pierde la tradición. La lengua polaca era su patria.
Witoldo y Rita se conocieron en París, en 1964, cuando ella preparaba su tesis de literatura francesa. La vida juntos duró cinco años, hasta que él murió.
Rita volvió a la Argentina, después de tantos años, con mucha curiosidad. “Tengo la impresión de volver después de que todo ha muerto. Y compruebo que su obra está viva y eso es lo que cuenta. Los lugares, las personas, casi todo desapareció. Incluso sus discípulos, que murieron jóvenes. Quedan solo algunas personas. ”
-El se definía como un outsider, un intelectual proletario…
-Me parece que era un outsider, pero lo es cada vez menos. Era un hombre de la periferia de la cultura. Creo que su verdadera carrera empieza ahora. El era muy lúcido, un escritor desinteresado pero al mismo tiempo quería ocupar un primer plano. Hay un arte por el que se cobra, y otro por el cual el artista paga: con su salud, su pobreza, la soledad…